sábado, 29 de septiembre de 2007

Diario del viaje

Este es el diario de nuestro viaje:

Julio
Agosto
lu ma mi ju vi do
lu ma mi ju vi do






1


1 2 3 4 5
2 3 4 5 6 7 8
6 7 8 9 10 11 12
9 10 11 12 13 14 15
13 14 15 16 17 18 19
16 17 18 19 20 21 22
20 21 22 23 24 25 26
23 24 25 26 27 28 29
27 28 29 30 31

30 31














Día 1: Vuelo Madrid-Shanghai (28/7/2007)

Salimos de Madrid a las 12:30. Volamos con Aeroflot Rusia vía Moscú.

En el aeropuerto hemos conocido a Sofía, una chica rusa de unos 16-17 años. Estábamos juntos en la cola de embarque y resulta que en el avión se sentaba a nuestro lado. Sofía era una chica muy divertida que había venido a España a perfeccionar su español y es que habla ruso, inglés, español y chino. Durante el vuelo nos ha enseñado a contar en chino, enseñándonos a escribirlo y a hacerlos con las manos (en español se señalan de forma distinta) y también frases como “vosotros sois muy buena gente” y “he venido a España a aprender español”. No sé yo si con eso llegaremos muy lejos en China, pero por algo se empieza…

Hemos llegado a Moscú a las 19:30 hora local, dos más que en España, y salimos hacia Shanghai a las 21:30. En el aeropuerto de Moscú comprobamos el primer hecho sobre los chinos: nunca respetan una cola. La situación ha sido la siguiente: dejo a Susana en la cola de embarque rodeada de chinos mientras voy al servicio. Cuando regreso a los 5 minutos delante de ella están ¡¡20 chinos más que no estaban antes!! ¡¡Pero de donde han salido!! Y ellos delante tan tranquilos como si no pasara nada. Me parece que tendremos que acostumbrarnos a esto durante un mes, jeje (por cierto, Susana asegura que los 20 iban juntos, no se, no se…)

Desde el cielo Moscú se ve espectacular. No he conseguido ver la Plaza Roja pero la ciudad impone y los alrededores son un vergel de bosques repletos de árboles y canales creados por el río.

Después de un vuelo tranquilo en el que hemos dormido algo, llegamos a Shanghai a las 10:30 del Domingo.


Día 2: Shanghai (29/7/2007)

Nada más bajarnos del avión nos damos cuenta de que vamos a pasar mucho, mucho calor. Sobre todo lo peor que se lleva es la humedad que hay en el ambiente.

El aeropuerto de Pudong es un aeropuerto moderno con muy buenas indicaciones (tanto en chino como en inglés). Visto desde fuera parece la T4 de Barajas.

Cambiamos el dinero en una oficina de cambio en el propio aeropuerto y nos dirigimos a buscar las mochilas. ¿Habrán llegado o seguirán por Moscú o cualquier otra parte del mundo? ¡Pues sí! ¡Han llegado! De momento todo prefecto.

Ahora nos vamos a ir al hotel. Para eso cogemos el tren Maglev en la segunda planta del aeropuerto. En un tren magnético que va a ¡¡431 Km/h!! Tremenda la velocidad a la que nos movemos por las afueras de Shanghai. En 7 minutos estamos en el centro de la ciudad dispuestos a coger el metro hasta una calle cercana al hotel.

Aquí viene la primera sorpresa, las indicaciones de los tipos de billetes que hay están solo en chino. Nos dirigimos a la ventanilla a pedir el billete y resulta que para que te lo den tienes que decirle la estación a la que vas. Después de un rato sin entender lo que nos decía la taquillera le señalamos en la Lonely Planet la estación y nos da el billete (2¥) a Henan Zonglu, en Nanking Road, la principal calle comercial de Shanghai.

Cuando bajamos al anden para coger el metro, otra sorpresa. La estación nuestra no está por ninguna parte. Al rato de buscarla nos damos cuenta de que la han cambiado el nombre y antiguo está entre paréntesis en pequeño, ¡problema solucionado! Nos montamos en el metro y vamos a nuestro destino.

Empezamos a notar que todos los chinos nos miran y es que nos vamos dando cuenta que no son muy habituales los turistas que van por su cuenta. Además también confirmo el “exquisito” gusto que tienen muchos chinos vistiendo, con pantalones cortos, zapatos tipo mocasín y calcetines (y encima algunos utilizan el calcetón a modo de monedero, jeje).

Susana me dice que no me ría de la alta costura china. Pues resulta que cuando salimos a la calle con nuestras mochilas y el mapa que cogimos en el aeropuerto, nos rodean como 10 chinos señalándonos y riéndose ellos de nosotros. ¡¡Los raros somos nosotros!!

Con un calor asfixiante nos dirigimos al hotel. 15 minutos andando e intentando orientarnos con las mochilas cargados y derritiéndonos del calor y por fin llegamos sobre las 13:00.

El hotel es el Donshi Hotel-Shanghao, en Fuzhou Lu. Lo hemos reservado Sinohotel.com y aquí viene otra de las sorpresas: lo reservamos por 338¥ la habitación doble y en el hotel nos dicen que ese no es el precio, son 400¥. Como estamos cansados y no queremos discutir ni buscarnos otro hotel les damos la razón (en el poco inglés que entienden) y lo cogemos. El hotel no está mal y sobre todo la ubicación es inmejorable, justo al lado del Bund. En un principio queríamos haber reservado en el Captain, que está al lado, pero estaba todo ocupado. La habitación está limpia y es bastante grande.

Después de dejar las mochilas y duchárnoslos disponemos a conocer Shanghai. Bajamos del hotel y nos metemos en un restaurante chino auténtico, en el que comen ellos. La carta está totalmente en chino pero hay fotos de algunos platos en el mostrador y señalamos uno de arroz y otro de una especie de tallarines. También me tomo una cerveza china Tsingtao (¡¡600ml!!) y Susana coca cola con Bruce Lee en una foto en la lata. Todo por 30¥. La comida está buena, pero ya notamos que el sabor es muy distinto al chino que comemos en España. Por cierto, un espectáculo vernos comer con los palillos. Los chavales de la mesa de al lado nos miran y se ríen, pero en un mes ¡ya verán!, voy a parecer el profesor Miyagi de Karate Kid cogiendo moscas con los palillos.

Nos dirijamos a pasear por el Bund, mientras admiramos las magníficas vistas del otro lado del río (zona de Pudong), con la torre Perla de Oriente (que vendría a ser como el pirulí de Madrid pero mucho más psicodélico) y la imponente torre Jimao.

Caen unas gotas y Susana dice que no es nada, que son 4 gotillas y de repente nos cae el Diluvio Universal. Nos refugiamos bajo unas sombrillas que hay en la calle entre una multitud de chinos. Aun así las sombrillas dan poco cobijo y nos empapamos. Cuando escampa decidimos irnos al hotel a descansar un poco para salir luego por la noche ya que estamos hechos polvo del viaje.

Salimos del hotel sobre las 20:00 y ya es de noche. Vamos a pasear por el Bund y es espectacular de noche. Increíble. Toda la orilla iluminada y barcos con publicidad por el río, incluso uno con una TV gigante. El paseo está atestado de gente, pero es que aunque resulte obvio decirlo en China hay muchos muchos chinos.

Después de un rato paseando compramos una tarjete de teléfono por 20¥ que nos da para hablar con la familia unos 7 minutos.

Seguimos paseando por Nanking Lu. Es una calle comercial con un bullicio enorme en la que cada 2 por 3 te asaltan chinos para venderte rolex o llevarte a algún restaurante.

Pasamos a cenar en un restaurante en que comemos pollo y cerdo con arroz y verduras. Muy bueno. Con bebida los dos han sido 42¥. Pasemos un rato más por Nanjin Lu y finalmente nos vamos al hotel a dormir y descansar para el día siguiente.

El primer día en Shanghai nos ha hecho darnos cuenta de algunas cosas:

1.- Aquí el turista es el bicho raro y el objeto de risa
2.- China está llena de chinos (obvio, jeje)
3.- China huele distinto en cada rincón. Puedes ir por una calle y oler a comida, a los 10 pasos a rata muerta y a otros 10 a frutas tropicales.
4.- En Shanghai hay una desigualdad social tremenda. Mucha gente pidiendo y durmiendo en las calles
5.- Nos espera una gran aventura.


Día 3: Shanghai (30/7/2007)

Nos levantamos a las 8:00 y bajamos a la recepción del hotel para averiguar si tienen desayuno occidental. No tienen, por lo que salimos a la calle en una búsqueda desesperada por un café.

A las 8:30 la calle ya es un bullicio exagerado de gente. Chinos en bicis y motos por todas partes. Chinos en bicis y motos por todas partes. Andamos un poco hasta el Captain Hotel y allí nos dan un desayuno con café, zumo y croissant con mermelada por 25¥ cada uno.

Volvemos a la agencia de viajes del hotel para intentar comprar billetes de ferry a Putuoshan, una pequeña isla a 11 horas desde Shanghai. La chica de la agencia nos dice que ellos no los tienen allí y nos escribe en un papel en chino la dirección a la que tenemos que ir. Aquí empieza nuestra…

Aventura para coger billetes a Putuoshan

Paramos en un taxi por primera vez desde que llegamos. Le enseño la dirección y veo que saca un par de guantes de rally y se los enfunda. Los guantes de rally no presagian nada bueno…

En ese momento emprendemos una alocada carrera por el tráfico de Shanghai metiéndonos en cada hueco y esquivando a los peatones que intentan cruzar con el semáforo en verde para ellos (sí, aquí no se respetan los semáforos y mucho menos a un peatón cruzando; si se puede esquivar, se puede pasar). El viaje es de 25Km y recorremos parte de Shanghai llegando a las afueras a lo que parece una Terminal de autobuses. Le señalo al taxista Putuoshan en la Lonely y asiente y nos señala la estación. Pues nada, allá vamos…

Nos escribimos en una libreta el día que queremos ir, el que queremos regresar, cogemos la guía de conversación de chino y la Lonely, ¡ya estamos preparados para enfrentarnos a una ventanilla china!

Nos acercamos a la ventanilla y le preguntamos a la taquillera si habla inglés. Se ríe y dice que sí, que un poco. Aquí comprobamos otro hecho que ya sospechábamos “cuando un chino te dice que sabe un poco de inglés es que no tiene ni idea”. Le enseñamos la guía con Putuoshan y nos suelta una parrafada en chino diciéndonos que no. Le preguntamos en inglés y ella sigue con su chino y diciendo que no. En la misma cola, el chico que está detrás y sabe algo de inglés nos dice que ahí no son los billetes y que cojamos el autobús 51, ¿pero el autobús 51 hasta dónde?

Salimos de las taquillas y vemos el autobús aparcado sin conductor y esperamos a que venga para intentarlo con él. En esto que llega un motero. Le señalo Putuoshan y empieza a gritar y a gesticular. Se acerca otro motero. Los dos nos hablan en chino gritando como si así les entendiéramos mejor. El primero de ellos, frustrado porque no le entendemos, me quita el cuaderno de la mano y empieza a escribirme ¡en chino!, jeje ¡¡claro, majete, hablando no te entiendo pero escrito en chino, sí!!

Nos hacen gestos para que subamos a las motos como si nos llevaran. Le pregunto por gestos que cuánto me cobra y me hace el símbolo de una pistola (es el 8 en chino). Les decimos que Ok y Susana se sube con uno de ellos en la moto y yo con otro.

Empieza la aventura en moto… esquivando a peatones, coches, saltándose todos los semáforos, en fin, no tiene desperdicio. Y a todas estas me pongo a pensar si con el símbolo de la pistola se refería a 8¥ o a que nos iban a matar con una pistola y vender nuestros riñones a la mafia china, ups...

Finalmente resulta que no tienen intenciones de matarnos y nos dejan en un edificio que es el “Wusong Passenger Trasport Center”. Intuimos que estamos cerca. Junto a la entrada de las taquillas, a mano derecha vemos una pequeña agencia que pone Putuoshan. Pasamos y allí hay un chino muy majo ¡que habla inglés! Después de un rato lo hemos conseguido y tenemos 2 vales por valor de un billete de ida y vuelta a Putuoshan. Digo vales porque hemos quedado mañana con él en la agencia y nos dará los billetes de ida acompañándonos al barco y los de vuelta los recogeremos en su agencia en Putuoshan. Confiamos en su buena voluntad ( y también en que hemos estado en la agencia, tenemos una tarjeta con su teléfono móvil y los vales). El viaje de ida y vuelta en Ferry nocturno en camarote de primera clase con cama para 2 personas ha sido en total 1542¥ los dos. Había precios más económicos en camarotes para 8, 16 y comuna de chinos.

Salimos de la estación y nos cogemos un taxi para visitar el Templo del Buda de Jade. Aquí compruebo que el tema de los guantes es algo común a los conductores. Es trayecto son 63¥. Igual de alocado que el anterior, pero es que me temo que el tráfico de Shanghai es así.

El templo es espectacular. Un edificio budista erguido en pleno Shanghai, según cuenta la leyenda en torno a un buda de jade que trajo hasta aquí arrastrándolo un monje desde Putuoshan. La entrada son 20¥ y otros 10¥ si quieres ver al buda que no se puede fotografiar.

En una sala hay un señor que hace caligrafías con tinta china. Cuando me ve me pregunta si soy italiano. “No español” “¡Ah, español!”, y empieza a soltar una serie de frases sin sentido en español, jeje, muy gracioso.

Le compramos una litografía con nuestros nombres en chino y algunas cosas más que no entendemos como amor, suerte, etc. Después de hacer la litografía se empeña en que le enseñe frases en español mientras las apunta en una libreta. Quiere aprender a decir “mantén el secreto” y “españoles mucha barriga”, vete tú a saber por qué, jeje. Ya me imagino diciendo a los próximos españoles que tienen mucha barriga y que mantengan el secleto, como él decía.

A la salida del templo compramos 2 relojes por 20€ y me doy cuenta de que nos acaban de timar porque cuando nos vamos el del puesto de al lado nos persigue ofreciéndonos 3 relojes por 50¥ (Nota: tendremos que aprender a regatear).

Ya que le hemos cogido el gusto a los taxis y es muy barato cogemos otro a los jardines de Yuyan por 24¥. Aquí entramos en un restaurante para comer y pedimos unas bolitas rellenas e intentamos pedir algo de pollo. La camarera saca un papel con palabras apuntadas en inglés y señalamos “chicken”. ¡Ya tenemos comida!, jeje, ¡pues no! Seguimos con las aventuras…Nos ponen un solo plato y cuando intentamos reclamarle el segundo sale despavorida corriendo a la cocina. Vuelve con el que “sabe inglés” (jeje) y claro, se sabe las 3 típicas frases y no hay forma. Finalmente nos enseña el ticket cuando comprende lo que decimos y nos muestra que solo nos han apuntado las bolitas, así que al final nos entendemos y pedimos otro plato. Le señalamos “chicken” y dice que no tienen así que señalamos “beff”. Resulta que ahora nos traen 2 platos más de bolitas rellenas de “beff”, jeje. Por cierto, las bolitas muy llenas pero acabamos hartos de bolas. Con bebida (2 cervezas y agua) ha sido todo 26¥

Recorremos los bazares de los jardines de Yuyan. Muy recomendable sentir el bullicio de las tiendas. Cada 5 pasos se acerca un chino que te dice: Watches? Baggages?, pero no te agobian.

Vamos a los jardines y nos encantan. Los alrededores de los jardines son típicas construcciones chinas acondicionadas ahora como tiendas. La entrada a los jardines son 20¥. Muy bonitos.

De aquí decidimos ir al museo de Shanghai en taxi (13¥). Al llegar el museo está cerrado pues solo están hasta las 17:00. Está situado en el centro de People Park. Este es un parque enorme en el que los chinos de generaciones jóvenes vienen a hablar con los extranjeros que se dejan ver. Nos rodean unos cuantos haciéndonos preguntas y hablando con nosotros. Les llama la atención mi pelo, jeje, y me dicen que si es teñido. Cuando les digo que no se quedan muy sorprendidos y dicen que no puede ser, que tiene el mismo color que el de los chinos. Les encanta, y nosotros nos partimos. Les explicamos que en España la mayoría de la gente tiene ese color de pelo y no se lo creen, jeje. Nos quieren acompañar a andar por la ciudad y seguir hablando con nosotros. Después de pasear un rato con ellos nos despedimos. Una experiencia muy recomendable para quien vaya a Shanghai.

Decidimos visitar la Torre Jimao (la 4ª más alta del mundo). Para eso vamos hasta el tunes del Bund con el fin de cruzar el río. Un tunel con un trenecillo psicodélico con luces y música de marcianitos. Billete de ida y vuelta por persona 45¥. Por cierto, por el camino hemos comprado unos dulces típicos de china. Son una especie de mazapanes gigantes rellenos.

Recorremos andando la zona de Pudong entre rascacielos. La torre Jimao es espectacular vista desde la planta. Decidimos subir a un mirador que hay en la planta 88 y cuesta 70¥ (un timo, la verdad). Buenas vistas de Shanghai pero una locura de gente y tiendas arriba. Mandamos una postal desde arriba y nos vamos de regreso al hotel.

Tengo un dolor de cervicales tremendo que arrastro desde el último día de Madrid. Nos quedamos en el hotel y como estamos llenos de bolitas rellenas no salimos a cenar. ¡¡Mañana a Putuoshan!!


Día 4: Shanghai – Putuoshan (31/7/2007)

Nos levantamos con el objetivo de conseguir unos billetes a Hong-Kong para tenerlo preparado a nuestro regreso de Putuoshan. En la propia agencia de viajes del hotel nos los consiguen a 2357¥ cada uno. Son muy caros. Les decimos que si nos hacen descuento pero dicen que no pueden . Los cogemos para no recorrernos la ciudad en busca de billetes. Quedamos en recogerlos al mediodía.

Dedicamos la mañana a ver el museo de arte de Shanghai (20¥). Buena visita y más aún con el calor que hace en la calle.

Al mediodía comemos en un restaurante cercano, pollo con arroz y una salsa y unos nobles con carne y caldo. Todo muy bueno. Por supuesto acompañado de la cerveza china tamaño Jumbo y coca-cola (49¥).

Cuando regresamos a recoger los billetes nos dicen que nos han conseguido un descuento y que son 1967¥. ¡Que majetes! En España se lo hubieran callado y para la hucha del vendedor.

Como tengo el cuello que no puedo ni moverlo vamos a probar un auténtico masaje chino. Vamos un cartel de masajes y un chino nos lo señala. Le decimos que sí y nos vamos con él. Nos metemos en un callejón donde cogemos un ascensor hasta una sala de masajes. Allí nos enseñan los precios y nos dejan en una habitación con dos camillas. Como no viene nadie pues nos quitamos la ropa y nos quedamos en ropa interior preparados en la camilla para el masaje. Llegan un chino y una china y ella se echa las manos a la boca y se empieza a reír. El otro sale corriendo escandalizado. Al momento vuelve e introduce solo una mano en la habitación ofreciéndole un pantalón corto a Susana, jeje, se nos ha escandalizado.

Mientras hacen intentos de hablar en inglés con nosotros nos dan el masaje y nos hacen la pedicura. A la chica le encanta mi guía de conversación y no para de hojearla cuando acaba. Los masajes han sido 150¥. Espero que merezca la pena y se note al día siguiente porque de momento el cuello lo tengo peor. Eso sí, nos vamos la mar de relajados.

Nos metemos en Internet para escribir y reservar un hotel en Hong-Kong. Nos cuesta 20¥ la hora en el hotel Captain. Lo del hotel de Hong-Kong no lo tenemos claro porque no confirman la reserva, así que decidimos dejarlo para cuando lleguemos allí.

Recogemos las mochilas de la consigna del hotel y nos vamos a la estación de Ferry para ir a Putuoshan. Allí recogemos los billetes en la agencia tal y como nos habían dicho (para que veáis aquellos que sois escépticos, el de la agencia cumplió). Tomamos el Ferry acompañados de una multitud de chinos a las 20:40.

Nuestro camarote “first class” resulta ser currísimo. Subimos a la cubierta donde hay una terraza para tomar algo. Subir y sentarte cuesta 20¥. Por 2 salchichas, una cerveza y una coca-cola nos cobran 25¥. Desde luego, la peor comida que hemos hecho de momento. Nos quedamos un rato tomando el fresco en la terraza. Todo el mundo nos mira como bichos raros.
Finalmente nos vamos a dormir. Nuestro barco llegará a las 8:00 de la mañana y tendremos que buscar alojamiento.

Por cierto, los detalles del cuarto de baño comunal del barco los omito para no herir susceptibilidades. Menos mal que cogimos primera clase y al menos tenemos nuestro servicio.


Día 5: Putuoshan (1/8/2007)

Desde las 5 de la mañana los chinos de al lado de nuestro camarote están dando gritos y los niños corriendo por los pasillos. ¡Que buena noche!

Llegamos a Putuoshan a las 8:15. Bajamos del barco y la primera impresión que nos llevamos de la isla es muy buena. Parece un bonito lugar, con la diosa Nanhai Guayin dando la bienvenida a los visitantes.

En la estación de Ferry hay unas taquillas para pagar la entrada a la isla (110¥). Nos dirigimos a un mostrados en el que pone información turística. Allí nos enseñan una lista con los hoteles que tienen (los nombres en chino) y al lado el precio apuntado a lápiz. Les señalamos en la Lonely algunos de los que nos interesan. Nos aconsejan señalandolo el Batuo Hotel que nos lo dejan en 380¥ la habitación doble por noche (en el hotel, luego comprobaríamos que el precio marcado es 1200¥ y en la Lonely ponía 500/680¥, por lo que hemos conseguido un muy buen precio).

Nos acompañan hasta la puerta de salida en donde nos recoge un empleado del hotel y nos lleva en una furgoneta. La relación calidad/precio del hotel es inmejorable. Céntrico, buen servicio y limpieza. El botones chapurrea un poco el inglés y cuando le decimos que somos españoles dice que somos los primeros que conoce en el hotel.

Después de dejar las mochilas y ponernos el bañador salimos a desayunar al restaurante de al lado. Es un buffet a 20¥ por persona. La china que nos atiende también chapurrea un poco de inglés (debe ser la única que lo hace, porque en cuanto nos han visto la han llamado y la empujan hacia nosotros). Tomamos sandía y una especie de churros. También unos bollos que no es que estén muy dulces. La chica que nos atiende está muy sorprendida y nos pregunta si no nos gusta el arroz. Le decimos que sí pero que no para desayunar y se queda a cuadros. Se empeña una y otra vez en que comamos más de lo que hemos comido, pero no podemos y ella sigue insistiendo en que cuesta lo mismo y que comamos. Incluso nos empieza a traer cosas y a echarle bollos en el plato de Susana, jeje

Cuando acabamos nos vamos andando al templo de Puji. El camino muy bonito y el templo genial. Está atiborrado de gente ya que muchos chinos vienen a esta isla única y exclusivamente de peregrinación. El olor a incienso es muy fuerte y se postran y hacen ofrendas. Nos damos cuenta de la gran devoción que tiene esta gente.

Les llamamos mucho la atención. Incluso una chica se acerca a Susana para sacarle fotos y me pide que le haga fotos con ella. Les debe encantar su melenaza rubia, jaja.

Después de visitar el templo nos vamos a la playa de los 100 pasos que está muy cerca. Durante el trayecto muchísima gente nos va diciendo “Hello!” y cuando les contestas se parten. A lo largo del día nos daremos cuenta que esa es la tónica general. ¡¡No he dicho tantos Hellos en toda mi vida!!

Pagamos la entrada a la playa (25¥) y cogemos una sombrilla y una hamaca ya que el calor es tremendo (60¥). En la playa hay muy poca gente. El agua no es clara como una playa tropical pero las vistas son magníficas. Rodeada de montañas con alguna construcción típica china. Aquí es donde vemos a los únicos turistas occidentales: una familia con dos hijas y una pareja.

Después de la playa nos dirigimos a comer. Aquí son típicos los restaurantes que tienen los peces y el marisco en barreños y eliges lo que quieres. Pasamos a uno y tomamos gambas, una especie de almajas (mezcla entre almejas y navajas) y un pez que no sabemos qué es. Nos ponen también verduras variadas que hemos dejado que escojan por nosotros (varias que no sabemos lo que son y también huevos revueltos con tomate natural). Un exceso de comida, pero desde luego buenísima. Nos hemos dado un festín. Precio: 270¥ con varias cervezas Putuoshan de fabricación propia de la isla y con buen sabor.

Nos vamos a descansar un rato al hotel y salimos sobre las 17:00. Poco más arriba del templo de Puji pasan minibases. Cogemos uno hacia el templo de Fayu por 4¥ cada uno. Al llegar al templo está cerrado (no habíamos caído que aquí cierran a las 17:00 todo, menos las tiendas). Lo vemos por fuera y damos un paseo por los alrededores, cerca de la playa de los 1000 pasos. Muy bonito.

Entre "Hellos" y risas se nos hace de noche paseando (las 19:00). Nos bajamos al hotel andando y por el camino compramos unos snacks chinos y algo para el desayuno del día siguiente en una pequeña tienda del camino.


Día 6: Putuoshan (2/8/2007)

Hoy desayunamos unos zumos y bollos que compramos ayer. Definitivamente no nos van los nobles y el arroz a las 9 de la mañana.

Nos vamos andando a la estación de Ferry a coger los billetes de vuelta en la “agencia”. Lo pongo entre comillas porque la agencia resulta ser una habitación en un sórdido callejón, pero tienen nuestros billetes “first class”. Ya veremos qué tal la “first class” de vuelta.

Subimos dando un paseo a ver la estatua de la diosa Nanhai Guayin que preside la entrada a la isla. Nos perdemos por el camino y preguntamos por señas a dos que pasan por allí. Nos dicen que les sigamos y hacemos una mini ruta de treking por la montaña. Ellos están más perdidos que nosotros porque volvemos una y otra vez por donde hemos pasado sin que encuentren el camino mientras se ríen. Finalmente lo encontramos y llegamos. La entrada son 6¥ y se puede ver la estatua de 33 metros de altura y un pequeño templo; también los alrededores. Eso sí, el calor es tremendo.

Al salir tomamos un minibús (9¥) al templo de Huiji. La forma de moverse por la isla es mediante estos pequeños autobuses. Tu le señalas a la gente dónde va y ellos te señalan el minibús que tienes que coger. El minibús nos deja a los pies de un teleférico. El billete de ida y vuelta son 40¥, pero arriba nos damos cuenta que con la ida es suficiente ya que andando puedes bajar por unas escaleras en las que da la sombra y llegas hasta el templo de Fayu (1200m). Ya es tarde porque hemos comprado el billete de ida y vuelta.

En la subida con el teleférico vemos unas bonitas vistas y la Pagoda del Tesoro. El templo de Huiji (5¥) es el que menos nos ha gustado pero las vistas de la subida merecen la pena.

Bajamos en el teleférico y cogemos un minibús (6¥) hasta el Templo de Fayu (5¥) que ayer no pudimos ver por dentro al estar cerrado. Nos encanta. Muy bonito, pero el calor nos está matando.

Vamos a comer y no nos entendemos en el restaurante. Una chica de la mesa de al lado sabe inglés y nos ayuda a pedir una clase de arroz y ternera con bambú con una salsa, que como todas las que hemos probado, está buenísima. Regado claro está con cerveza Putuoshan por 63¥ los dos.

Como tenemos mucho calor y nos hemos movido bastante nos vamos a la playa de los 100 pasos a pasar la tarde bañándonos. Esta tarde hay más chinos en la playa de los que había ayer. Nos resultan curiosas algunas actitudes suyas en la playa. Por ejemplo, se ponen todos de pie en la orilla sin que se meta ninguno, la mayoría (niños, jóvenes y adultos) llevan puesto un flotador enorme en la cintura, ellas llevan bañador y camisa y ellos no sabemos si llevan bañador o se bañan en calzoncillos, eso sí bien subiditos hasta casi la sobaquera, jeje. Además hay grupos de gente a los que les han debido hacer un 6x1 al comprar el bañador porque llevan todos el mismo.

Después de la playa nos vamos paseando, atravesando el templo de Puji, hasta el hotel para ducharnos y salir a cenar. Cenamos allí en un restaurante cercano al hotel. Tienen una carta en chino e inglés. Como no sabemos qué pedir ya que los platos son muy raros, cogemos 3 que parecen tener buena pinta.: uno resulta ser una arroz crujiente al que le echan por encima una sopa de marisco (a Susana le gusta y a mí no), otro es cerdo con cacahuetes y pimiento verde (buenísimo, pero Susana no soporta tanto picante) y el otro resulta ser un postre, una especie de pastel de arroz y chocolate (97¥).

Cuando regresamos al hotel en la entrada de la habitación hay una polilla que tiene que haber sido alimentada con clembuterol por lo menos. Nos encontramos a la camarera, ve la polilla, me quita la tarjeta llave de la mano, la aplasta contra la pared, la rebaña al suelo con la tarjeta, cuando cae la pisa, me abre la puerta de la habitación y me entrega la tarjeta con una enorme sonrisa en la boca, jeje ¡¡estos chinos son auténticos!! ¡¡todo glamour!!


Día 7: Putuoshan – Ferry a Shanghai (3/8/2007)

Hoy volvemos a desayunar en el hotel con lo que compramos el día anterior. Dejamos la habitación y nos guardan las mochilas en el hotel para que aprovechemos el día hasta que salgamos en Ferry a Shanghai.

Decidimos visitar la cueva de Chaoyin. Para ello vamos andando desde el templo de Puji según las indicaciones que nos va haciendo la gente. No me cuadra mucho hacia dónde nos mandan, pero todo el mundo señala el mismo lugar cuando le enseñamos el folleto turístico. Finalmente, después de una caminatilla con el calor que hace ya, llegamos al lado de la estatua de Nanhai Guayin y paramos donde se supone que vamos. Según la Lonely estamos en salto de Guayin pero según la gente en la cueva de Chaoyin. Es igual, el caso es que hemos llegado a un sitio para ver. La entrada son 5¥ y dentro es un mini acantilado con la playa abajo ¡y corre el aire!

Después de estar un rato descansando y tomando el fresco nos dirijimos en minibús al templo de Puji para seguir el mapa que pone la Lonely de la cueva de Chaoyin y la cueva de Xiamen. Vamos dando un paseo y vemos un pequeño cartel con una indicación que pone “Rueda de los inmortales”. ¡Mola! ¡Vamos allá! Es una pequeña construcción en forma circular en que abajo hay una cueva y un pequeño altar. Parece ser que aquí, en el 300 d.c. ul alquimista extrajo un elixir para conseguir la inmortalidad. No sé, después de estar aquí me parece que sigo siendo tan mortal como lo era antes….

Seguimos el camino y llegamos a lo que buscamos. Las famosas cuevas (aunque la verdad, no veo cuevas por ninguna parte, sino unas típicas construcciones chinas al borde del acantilado). Bueno, el caso es que las vistas son muy bonitas. De una lado la playa de los 100 pasos y del otro la de los 1000 pasos. Como hay sombra y se está fenomenal nos pasamos un buen rato tomando el fresco y echando la mañana.

Nos vamos dando un paseo a buscar un sitio para comer. Pasamos a uno en el que pedimos arroz, huevos revueltos con tomate, cerdo con salsa de soja, cerveza y agua (73¥). No podemos acabarnos toda la comida.

Aquí vemos como recogen las mesas en los restaurantes. Todas las mesas en Putuoshan tienen una especie de mantel de plástico encima del de tela. Lo que hacen es lo siguiente: sacan un barreño enorme y bastante mugriento a la mesa que van a limpiar, echan los desperdicios de los platos en el mantel de plástico y los platos los van echando en el barreño. Luego hacen una pelota con los desperdicios y se llevan el barreño entre dos personas. ¡Seguimos con el glamour! jeje

En el hotel nos llevan en minibús hasta la estación de Ferry de forma gratuita. Cogemos el barco y como nos temíamos nuestro camarote “first class” es igual que el de la ida. Eso sí, después de ver el resto de camarotes atestiguamos que el nuestro de first class auténtica. Salimos destino a Shanghai a las 16:40 con hora prevista de llegada las 6:00 para coger nuestro vuelo a Hong Kong.


Día 8: Shanghai – Hong Kong (4/8/2007)

Llegamos a Shanghai a las 6:00 como estaba previsto. Cogemos un taxi al aeropuerto. Aquí cometemos el error de coger el taxi porque pensábamos que el aeropuerto estaba más cerca de la Terminal de Ferry, pero estaba a 65 km. Has sido 200¥. La mejor opción hubiera sido ir en taxi hasta la Terminal de Maglev y haber cogido el tren.

En el trayecto en taxi aprendemos qué se hace en China cuando te pasas una salida en la autopista. Es muy sencillo: pegas un frenazo en medio la autopista, llamas por el móvil a un colega taxista y mientras te da indicaciones por el móvil vas dando marcha atrás los 800 metros que te has pasado hasta la salida correcta mientras el resto de coches te va esquivando. Cuando llegas a la salida que te has pasado te giras hacia los ocupantes del taxi y sonríes haciendo señas con el pulgar hacia arriba triunfante después de haber hecho un buen trabajo ¡si es que en España no sabemos conducir! Jaja

Llegamos al aeropuerto (milagrosamente sanos y salvos) 1 hora después y tomamos un café. ¡Sí, café, aunque sea de máquina! También nos tomamos un zumo con el café y los bollitos que nos quedan mientras esperamos el avión.

¡¡Nos vamos a Hong Kong!!

Salimos con 1 hora de retraso sentados en el avión. El avión está muy bien, como mucho espacio entre las piernas; de los mejores que he montado. En 2h30min nos plantamos en Hong Kong.

Recogemos las mochilas y nos dirigimos a un mostrador del Hong Kong Tourism Borrad para pedir información de algún hostal. Nos dicen que ellos solo trabajan con Hoteles pero que justo al lado hay un teléfono gratuito y que podemos llamar a los de la guía de viaje. Muy amables. ¡Y aquí todo el mundo habla inglés!

A la 4ª llamada recorriendo los que vienen en la Lonely encontramos uno libre, el Star Guest House en Kowloon. Nos dicen que hoy es difícil encontrar al ser Sábado pero que les dejan una habitación libre. Habitación doble con baño y aire acondicionado por 400 HKD. Para tratarse de Hong Kong no está mal.

Cogemos el autobús A21 (33HKD) y en 35 minutos nos lleva. Es curioso porque en el cartel de la próxima parada en el autobús no pone la calle en la que para sino el nombre de los hoteles más famosos que hay en esa calle. Vamos siguiendo el recorrido con el mapa que hemos cogido en el aeropuerto hasta nuestro destino en Camaron Road.

En el Star Guest House hacemos el check-in y nos acompañan al Lee Garden Guest House en la cera de enfrente, que también es de su propiedad. La habitación está impoluta, de lo más limpio que hemos encontrado en China. ¡Aquí conocen la lejía!

Dejamos las mochilas y nos vamos a recorrer las calles de Kowloon. Lo primero que nos llama la atención es que aquí hay mucha mucha gente. Incluso más que en Shanghai. La ciudad es la meca del comercio, tiendas y tiendas por todas partes y carteles luminosos en todas las fachadas. Además es una ciudad levantada a base de plantas en los edificios. En una planta puedes encontrar una lavandería, en otra un restaurante, en otra una peluquería… solo tienes que descubrirlo. Es una ciudad única.

Las vistas de la isla desde el lado de Kowloon son espectaculares.

Decidimos irnos a dar una vuelta por el interior de Kowloon para cenar y esperar que se haga de noche y pasear viendo Hong Kong. Cenamos en un restaurante japonés (no salimos de Asia) por 100HKD. Finalmente damos un paseo admirando los edificios iluminados al otro lado del paseo de la fama. Aquí no hay mucha gente a las 21:00 y se puede pasear a gusto. Además corre brisa y las vistas son inmejorables.

Regresamos a nuestra Guest House para descansar y afrontar el día siguiente.


Día 9: Hong Kong – Macao (5/8/2007)

Salimos del hotel dispuestos a tomar café, porque sí, aquí a parte de que todo el mundo habla inglés, hay café!!. Pasamos al Charlie Brown Café. Rodeados de Snoopy, Charlie y Mafalda tomamos un desayuno completo con tortilla, croissant y dos cafés por 45 HKD.

Vamos a un par de agencias a preguntar por los billetes a Guillin. Cómo hoy es Domingo sólo nos pueden dar precio de vuelos desde Hong Kong y no la combinación desde Shenzhen o Guanzhou. Lo dejamos para mañana.

Decidimos irnos a Macao. Para ello cogemos un Ferry en el muelle del ferry de Macao en Connaught Rd Central. El billete de ida a las 13:00 son 152HKD y el de vuelta a las 22:45 (no había billete de ida más temprano) son 175HKD. El Ferry está muy bien.

Surcamos viento en popa a toda vela el mar de la China Meriodional y es que este Ferry va a toda velocidad. Como es de esperar Susana se marea. En 1 hora estamos pisando lo que en su día fue suelo luso.

El control de aduanas es bastante pesado y nos tiramos unos 40 minutos. A la salida de la Terminal cogemos un mapa turístico y el autobús N3 al centro histórico (2,5HKD).
Macao es una mezcla entre China, Portugal y Hong Kong. El centro está adoquinado como Lisboa pero mantiene el carácter puramente Chino y una ingente cantidad de comercios.

Es tarde y nos metemos en un restaurante céntrico a comer. Nos clavan. Pedimos rollitos, nodles y lo que creía ser pescado a la parrilla. En vez de ser pescado a la parrilla resultó ser un bol lleno de sopa y con una cabeza enorme de pescado flotando en el centro, jeje, nada que ver con el pescado a la brasa de Lisboa (tendremos que aprender chino para no equivocarnos al pedir). Con cerveza típica de Macao han sido 220 HKD. Muy caro para ser China. Luego encontramos otra zona donde están los restaurantes con mejores precios.

Pasamos la tarde perdiéndonos entre las callejas llenas de puestos y en los mercadillos. Compramos algunas pulseras de Jade muy bonitas.

Andando llegamos hasta St. Paul y la antigua muralla desde donde se tiene una buena perspectiva aérea de la ciudad.

No nos da tiempo a ir a Tapei por si perdemos el Ferry ya que queremos ir con antelación por el control aduanero. Por eso, acabamos el día en Macao callejeando y tomando "el fresco" sentados en la plaza de "Largo do Senado".

Volvemos a la estación de Ferry en el N3 y vemos que hemos hecho bien en ir con tiempo; la cola de entrada es enorme.

El Ferry que tomamos es peor que el de ida y tarda unos 75 minutos. Como era de esperar Susana se marea, pero esta vez más.

Entre control de aduana y viaje nos dan las 00:30. Cuando llegamos está todo cerrado, menos los Mc Donalds que abren las 24 horas del día. Aprovechamos y tomo un menú por 24HKD y nos vamos a la cama.


Día 10: Hong Kong (6/8/2007)

Hoy visitaremos la parte insular de HongKong. Pero antes de nada toca hacer colada en una lavandería tradicional que hemos encontrado en Honkow Road Nº8 (Sun Wah Kin Dry Cleaners Co) que nos lavan la ropa por 20 HKD y también toca buscar billetes para Guillin.

Desayunamos otra vez en el Charlie Brown, y es que nos han cautivado su cuarto de baño mucho más limpio que la mayoría de los restaurantes en los que hemos comido. Dos cafés con leche grandes con Mafalda y Snoopy dibujados en la crema con chocolate son 52HKD. Sale más rentable pedir el desayuno completo pero no tenemos hambre.

Después de dejar la ropa en la lavandería vamos a la agencia de viajes. Si vamos en avión hasta Guillin, el primer vuelo sale a las 17:00 con lo que no ganamos mucho tiempo. Como el principal motivo de mirar el viaje en avión era ganar tiempo y vemos que no ganamos mucho, descartamos la idea y decidimos ir en tren a Guanzhou y desde allí ir en tren o en autobús cama. En la propia agencia nos consiguen los billetes pagando una comisión de 30HKD por billete, de esta forma no tenemos que ir directamente a la estación. El precio del billete con comisión es 220HKD.

Ahora sí nos vamos a la zona insular. Para ello cogemos el Star Ferry (2,20HKD) y en 6 minutos hemos llegado al otro lado. Esta vez Susana no se ha mareado, pero es que eran solo 6 minutos…

En ese momento se pone a llover, son solo 4 gotas, pero toda la noche ha estado diluviando. Decidimos dejar el Victoria Peak para la tarde a ver si para un poco. Nos vamos recorriendo las calles principales de Connaught Road, Des Voeux Road y Queen's Road entre tiendas y rascacielos. Andamos también por las callejuelas que encontramos hasta que nos metemos en el mercadillo de Li Yuen St. Como es de esperar caen algunas compras (un par de relojes por 55HKD los dos y algún pequeño souvenir más).

Ahora nos dirigimos a la Central Escalador. ¡¡20 minutos de escalera mecánica!! La más grande del mundo. Pero no es de un tirón, menos mal. Son tramos de escalera que suman 800 metros. Subimos hasta arriba viendo las calles que las rodean. Incluso vemos por el camino un restaurante español!!.

Desde Conduit Rd, la calle última en la que te dejan las escaleras, emprendemos la bajada callejeando. Al final nos han dado las 15:30 y ya no nos van a poner de comer en ningún sitio. Tendremos que empezar a habituar nuestro comportamiento a los estándares asiáticos más que a los españoles porque si no más de un día nos quedaremos sin comer. Al final comemos en un restaurante tipo americano (el dueño americano nos convence para que nos quedemos ya que estamos en la Happy Hour). Comemos por 181 HKD.

Damos otra pequeña vuelta y nos vamos a la agencia a coger los tickets de tren y también a recoger la colada. Al salir de la lavandería nos cae una tromba de agua tremenda. Nos vamos corriendo a la Guest House que nos coge cerca. Con este tiempo no hay quien esté en la calle.

Al rato de estar en el hostal miramos los billetes de tren y vemos que ¡¡nos los han dado para el día 8 y mañana es 7!! ¡¡cagada!! Se los habíamos pedimos para mañana, pero como no sabemos ya ni en que día vivimos cuando nos los entregaron no nos dimos cuenta que mañana es 7 y no 8.

Como son las 7 de la tarde y la agencia ya está cerrada nos vamos a la estación de trenes para ver si nos los cambian. Allí la ventanilla de largo recorrido ya está cerrada pero nos dicen en la de corto que vayamos mañana por la mañana y que no habrá problema. Ya veremos mañana….

A todas estas acaba de parar la lluvia torrencial y solo caen algunas gotas. Con este tiempo decidimos no subir al Victoria Peak ya que no vamos a ver nada. Eso significa que algún día tendremos que volver a HongKong porque nos hemos dejado una de las principales cosas que hacer.

Vamos a mandar unos emails y reservamos ya el hostal para Yangshuo por Internet. Esta noche cenamos unas salchichas en un puesto callejero (30HKD) y nos vamos a dormir. Mañana tenemos un día entero de viaje… si nos cambian los billetes.


Día 11: Hong Kong – Guanzhou - Yangshuo (7/8/2007)

Durante la noche sigue lloviendo. Nos levantamos y parece que ha parado un poco pero cuando bajamos a la calle otra vez aparece la lluvia torrencial.

Nos vamos a la estación de tren donde nos dijeron ayer que nos cambiaban los billetes. Allí llaman por teléfono y dicen que tenemos que ir a la estación de Hung Hong. Empezamos mal…

En la estación de Hung Hong nos dicen que no nos los pueden cambiar al ser comprados por agencia, pero que hay un mostrador de la agencia en la estación de donde parte el tren y que nos los cambiarán allí. Recorremos como unos 10 mostradores distintos (empiezo a estar harto de la costumbre que tienen los chinos de que cuando no tienen idea de lo que estás preguntando a ellos les da lo mismo y te indican una dirección muy seguros como si supieran dónde es). Lo de los 10 mostradores es literal, no una exageración. Por fin, damos con el mostrador que es. La chica que nos atiende nos dice que nos los cambia pero al hacer el cambio le da un error el ordenador. ¡¡¡Aggggghhh!!! Dice que tenemos que ir a la central de la agencia (llama por teléfono para confirmar) y resulta que la central está ¡¡¡en la calle justo detrás de nuestra Guest House!!! ¡¡¡No me lo puedo creer!!! Después de 2 horas dando vueltas, nos vamos para allá y finalmente nos los cambian por unos para hoy a las 13:00.

Gastamos los últimos dólares de HongKong que nos quedan en el Starbucks de la estación (62HKD) mientras esperamos el tren.

En la estación conocemos a una pareja de mochileros holandesa. Hablando de viajes han convencido a Susana para ir Tailandia (la verdad es que simplemente con decirla que te alojas en cabañas al lado del mar, la tienen convencida). Es la cuarta vez que ellos vienen a China y dicen que es caro comparado con Tailandia. Dicen que allí una habitación doble con aire acondicionado y baño son 2€ y comes y cenas por otros 2. Habrá que ir algún año a comprobarlo.

Al llegar a la estación de Guanzhou intentamos comprar billetes de tren en la taquilla y por señas llegamos a entender que nos dicen que no tienen para hoy. Según andamos nos asalta una chica de una agencia de viajes y nos dice que nos puede conseguir billetes. Nos vamos con ella y después de varias llamadas nos dice que no hay nada y que si queremos lo puede intentar con el autobús. Por nosotros vale. Hace también varias llamadas y nos explica que esta semana es festividad china y que por eso hoy es difícil conseguir tickets en el momento. Nos consigue un autobús cama-rápido a las 21:30. Es lo único que hay hoy, si no hay que esperar a mañana. El precio es 300¥ por persona. Le decimos que es caro y que nos lo rebaje. Ella insiste que no puede por las fiestas, que lo único que puede hacer es llevarnos gratis a la estación de autobús y acompañarnos (esto nos costaría 80¥ por persona, según ella). Como no hay más para hoy lo aceptamos y quedamos con ella a las 19:00 para que nos lleve a la estación de bus.

Tenemos 3 horas, así que de momento nos vamos a comer, pero dentro de la estación ya que no nos da tiempo a ir a dar una vuelta por la ciudad. Hay varios restaurantes en la estación. Pasamos a uno de ellos y Susana pide muslo de pollo con maíz y salchicha y yo cerdo a la barbacoa con arroz y verduras (53¥, esto ya es China). Es curioso porque a mi me pinen palillos y a Susana para el muslo de pollo le ponen un guante de plástico, jeje

Por cierto, los cuartos de baño de la estación de trenes son un lugar nauseabundo en el que no hay que tener olfato ni sentido mínimo de la higiene para entrar. Realmente asqueroso, en serio.

Nos encontramos con la chica de la agencia y nos dice que si queremos nos llevan en ese momento (18:30). Nos vamos con ella y dos chinos más en una furgoneta esquivando de forma alocada todo el tráfico de Guanzhou. Yo creo que aquí conducen incluso más temerariamente que en Shanghai. Después de atravesar de forma perpendicular al tráfico una avenida de 7 carriles mientras el conductor nos decía "no problem" y pasar por algunos suburbios, llegamos a la estación de autobuses. Hemos tardado unos 25 minutos.

Nos acompañan hasta la puerta de la estación y nos indican el número del autobús que tenemos que coger. Al darnos los billetes vemos el precio real del billete que son 180¥, si suponemos que legar a la estación son 80¥ por persona (que desde luego no lo creo), suman 260¥ y nos han cobrado 300¥ diciéndonos de forma vehemente que no nos lo podían rebajar. Bueno, al menos nos han hecho las gestiones y nos han traído hasta la puerta del autobús, y algo tenían que ganar.

El autobús son 3 hileras de literas, una central y las otras dos a cada lado de las ventanillas. Nada más pasar te dan una bolsa en la que guardas los zapatos ya que todo el autobús está enmoquetado. Hay unos niños alucinando con nosotros en el autobús y no hacen más que pasar a nuestro lado para mirarnos, jeje. La primera media hora del viaje trascurre tranquilo por la autopista. Las camas son más bien de tamaño estándar chino, pero aunque un poco apretado quepo. A partir de la media hora el viaje empieza a ser un infierno de baches. Carreteamos por puertos de montaña casi sin asfaltar y el autobús dando saltos. No dormimos nada.


Día 12: Yangshuo (8/8/2007)

A las 6:00 de la mañana para el autobús y el conductor grita: ¡¡Yangshuo!! Pensábamos que el autobús solo iba a Guillin y que de allí tendríamos que buscarnos la vidad para ir a Yangshuo, así que nos bajamos inmediatamente.

¡Ya hemos llegado! Aunque son las 6 y estamos medio dormidos el paisaje nos parece sobrecogedor. Es espectacular. Aún mejor de lo que esperábamos.

Al bajarnos del autobús nos asaltan para ofrecernos hoteles, pero les decimos que ya tenemos el nuestro. También nos ofrecen una excursión en barca de bambú por el río Li. Como es muy temprano para ir al hotel cogemos la excursión. Nos piden 150¥/persona y lo conseguimos por 100¥/persona (y la verdad es que me parece un poco cara).

Nos llevan a la estación de autobuses y se quedan con nuestro equipaje en la recepción de un hotel. Salimos en autobús hacia un pueblo que creo que es Ximping al que llegamos en unos 20 minutos. Allí nos subimos en una moto Susana, el conductor y yo (¡sí, los tres en la moto!). No nos subíamos 3 en una moto desde que tenía 15 años y le quitamos el scooter al hermano de mi amigo Jorge, jeje

Vamos con la moto por un camino (no carretera) de cabras. Para matarnos… En 10 minutos estamos en la orilla del río en la barca de bambú.

Nuestro barquero nos lleva río arriba mientras vemos amanecer. Es precioso. El paisaje sublime y el sosiego que se respira paseando por el río mientras los bueyes se bañan a tu lado es increíble.

Como a la media hora de viaje nuestro barquero nos para en frente de una especie de embarcadero en donde nos sale otro chino al paso y dice que tenemos que pagar para volver y bajar en otra barca de motor más rápida. Nos negamos en rotundo. Se pone a gritarnos desde el muelle: ¡¡eighty!!. Mientras nosotros decimos ¡¡no money!!, jeje. Se pone a discutir con nuestro barquero y nosotros nos apoltronamos en la barca de bambú en plan "del barco de Chanquete no nos moverán" mientras ellos vociferan. Nosotros pasamos de ambos y nos relajamos tumbados disfrutando del paisaje. A los 10 minutos de gritos nuestro barquero llama por el móvil (¡carajo! ¡no sabía que en este sitio perdido de toda civilización había cobertura de móvil!) y después de hablar por el teléfono y acabar de gritarse con el otro chino del embarcadero al que no entendíamos ni papa, nos lleva río abajo de regreso a Ximping.

En el pueblo nos dice que le sigamos por las callejas. Mientras andamos pensamos que tendremos que volver por nuestra cuenta porque es un pueblo muy bonito. Nos lleva hasta la parada de autobuses, le paga el ticket a la revisora y nos subimos. ¡¡Menudos jetas que son!! ¡¡como no andes con mil ojos te timan!!

Volvemos a por nuestras mochilas y nos subimos con 2 moteros, mochila incluida, para que nos lleven al hotel (5¥). La reserva del hotel la hicimos por Hostel World y es el Sweet Hotel en Guihua Lu. El hotel es aceptable y la ubicación desde luego es inmejorable. El pleno centro pero no en la calle principal para evitar ruidos. Lo peor de todo es el baño que es "Chinesse Bathroom", es decir, un bujero en el centro del baño. La habitación doble, con A/C y baño son 80¥.

En el propio hotel, Julie, la mujer que lo regenta y que por cierto es muy maja, nos oferta varias excursiones. Hemos cogido mañana una excursión en bici, bajada del río en balsa de bambú, espeleología y baño de barro en una cueva y trekking de subida a la montaña de la Luna por 300¥/persona con guía. Sin guía en más barato pero preferimos saber regresar… Para pasado mañana visitaremos las terrazas de arroz de Longshen por 160¥ con guía todo el día. Por cierto, Julie es muy simpática y amable, pero es un hueso duro de roer a la hora de regatear, jeje.

Después de consultar el tiempo, ya que Julie nos ha dicho que la gente que viene de Yunnan viene empapada y con botas de agua, decidimos cambiar el itinerario puesto que hemos visto que hay inundaciones. No podremos ir a Kunming, Dali y Lijiang. Es una lástima porque nos apetecía mucho visitar esta zona, pero no queremos tener que quedarnos metidos en el hostal o andar todo el día con chubasquero. Otro motivo más para volver algún día a China.

Decidimos que ya que no podemos ir a Yunnan nos vamos a ir a Sanya y nos quedaremos un día más en Yangshuo. Julie también nos proporciona billetes de avión (890¥) y nos dice que para ir al aeropuerto de Guillin si ella nos pide un taxi nos lo podrá conseguir por 200¥ (por nuestra cuenta seguramente será más caro). Visto que si tenemos que ir en autobús tenemos que madrugar mucho y luego también tenemos que coger otro taxi le decimos que nos lo arregle y cogemos además otra noche en el hotel. ¡¡Esta Julie es toda una agencia de viajes!!

Nos vamos a dar una vuelta por Yangshuo y a comer. El pueblo es chulo. Nos gustan sus calles, pero sobre todo el espectacular telón que tenemos de fondo con las montañas. Desde luego Yangshuo está muy preparado para el turismo, y es que se nota que es un sitio muy turístico. Es el primer lugar en el que hemos encontrado comida occidental.

Comemos en un restaurante por 65¥ y nos vamos a echar un poco la siesta ya que el autobús cama nos ha dejado rotos.

Después de descansar un poco nos vamos a ver el pueblo. No vamos metiendo por las callejuelas hasta llegar a una parte del río donde se baña la gente. Tomamos nota para pasarnos otro día. Es curioso ver a la gente en el agua y en la otra orilla un buey también dándose un bañito.

Seguimos recorriendo el pueblo y nos liamos con algunas compras. Ya vamos regateando algo mejor pero creo que tenemos que perfeccionar. Cuando acabamos, nos tomamos una cervecita y una piña colada (53¥) en una terraza mientras vemos las montañas de fondo. Esto es vida...

Se nos hace de noche y cenamos a lo occidental en uno de los múltiples restaurantes. Ensalada y unas pitas de pollo (36¥). Creo que voy a volver a la comida China porque la occidental, al menos de este restaurante, no está muy allá.

Nos vamos a dormir ya que mañana salimos en bici ¡¡a las 6 de la mañana!! Qué locura de horas, pero es mejor así para evitar el calor.

El primer día en Yanghsuo nos ha dejado un gran sabor de boca. Es un lugar espectacular para relajarte y disfruta. El paisaje parece salido de un cuento y por mucho que escriba no soy capaz de reflejar la maravilla natural en la que estamos. Creo que vamos a disfrutar mucho aquí.


Día 13: Yangshuo (9/8/2007)

A las 6:00 a.m nos espera Julie en la puerta con su moto y dos bicicletas. Pruebo la mía y está bien. Susana intenta probar la suya y se va para todos los lados, jeje, es que no monta en bici que no sea ciclo estática desde los 12 años.

Julie le dice que se vaya con ella en la moto y yo en la bici y así lo hacemos. Nuestro guía va a ser Julie. Hacemos una rutita de una media hora en bici viendo amanecer. Entre montañas y arrozales llegamos donde nos aguarda nuestra balsa de bambú para el rafting.

El rafting no es un rafting como tal porque son unas 12 caídas pero pequeñitas y el río es muy calmado. Sin embargo nos encanta el viaje, muy relajado. Todo un acierto haber madrugado ya que estamos completamente solos en el río. La travesía dura 2 horas y solo vemos una pareja más. No nos cansamos de ver este paisaje tan espectacular.

Al acabar el paseo Julie nos espera río abajo con la bicicleta. Nos vamos hacia Moon Hill. Es una montaña cársica con un gran agujero en el centro. Impresionante. Para subir hay una serie de escalones de piedra que sirven de camino. La subida y bajada lleva entre 1h30min y 2h aproximadamente. Agotadora la subida sobre todo por el calor. Lo peor de todo es que tú vas subiendo con un calor tremendo y prácticamente arrastrando la lengua y sin embargo detrás de ti suben 3 mujeres chinas cargando su nevera para venderte agua o una coca cola, abanicándote de vez en cuando ¡¡y no sudan una gota ni se cansan nada!! Creo que me tengo que apuntar al gimnasio. Aunque la subida sea un poco cansada merece la pena las vistas. Desde arriba de la montaña, es uno de los paisajes más sobrecogedores que he visto.

En la cima una mujer china me ha explicado el motivo por el que en China hay tanta gente recogiendo botellas por la calle. Bueno, realmente me lo figuraba pero no sabía los detalles. Les dan por cada botella pequeña 1 jiao, por una lata 2 y por una botella grande 3 (10 jiaos hacen un yuan). Desde que llegamos a Shanghai nos ha llamado la atención la cantidad de gente que busca botellas en la basura o que si tienes una en la mano casi vacía esperan a que te le bebas para pedírtela.

Después de la bajada de Moon Hill nos fuimos a Buda Water Cave. Aquí lo que se hace es un poco de espeleología, pero en plan Light, tampoco muy difícil. Lo mejor de todo es que al final llegas a una laguna de barro donde te puedes bañar. Genial. Toda una experiencia eso de nadar en el barro. Flotas completamente sin hace ningún esfuerzo. Luego hay una pequeña laguna de agua medio limpia donde te puedes lavar y en la salida hay unas duchas.

Nos han dado las 13:30. Julie nos espera fuera y cogemos la bici para volver a Yangshuo. 45 minutos más pedaleando y ya empiezo a tener las piernas que casi no las siento… Menos mal que como siempre el paisaje recompensa.

Al llegar al hostal nos duchamos (sigo teniendo barro por todos los sitios, pero la piel suave suave, jeje) y nos vamos a comer en un restaurante cercano. Hoy también toca comida occidental. Ensalada y 2 hamburguesas con patatas y cerveza (75¥). La hamburguesa buenísima, quizás la mejor que he comido nunca. Mira que es raro tener que venir a China para comer la mejor hamburguesa de mi vida. Por cierto, aquí he de decir por si alguien tiene dudas, que en China no comen perro, al menos en Yangshuo, porque en la calle hay bastantes perros, así que la hamburguesa será de otra cosa.

Nos echamos un poco la siesta después del madrugón y al despertar nos vamos a andar por las calles de Yangshuo. Otra vez nos liamos con algunas compras, aunque nada importante, solo colgajos para el movil. En un puesto callejero compramos una especie de alcachofa con rabo largo y nos gajos de color verde. Se tiene que pelar y el sabor es muy parecido a las habas. Aquí hay una fruta rarísima. Seguiremos probando.

Nos sentamos en una terracita para tomar el fresco. Susana toma té frío con fresa y yo un Gin Tonic. ¡Quien pudiera estar siempre de vacaciones! Cenamos en la misma terraza.

Mañana nos vamos a Ping'an, a ver los bancales de arroz del espinazo del dragón. Hemos quedado a las 7:20 y la paliza del día nos puede. Nos vamos a dormir con las piernas molidas.


Día 14: Yangshuo – Ping’an (10/8/2007)

A las 7:20 como estaba previsto nos vienen a recoger en minibús. Vamos parando por diversos hostales a recoger a más gente: 4 españoles, 3 franceses y el resto chinos hasta completar un grupo de 18.

El conductor del minibús resulta ser un camicace total (dicho sea de paso, como la mayoría de los conductores chinos). Si nos graban el trayecto de 3 horas, la DGT tendría metraje suficiente para hacer campaña sobre temeridades al volante los próximos 10 años. Vamos por una carretera de mala muerte a toda pastilla, para este tipo no existen las líneas continuas, adelanta por la izquierda, derecha o por donde pueda, adelanta en cambios de rasante sin apenas visibilidad y en curvas de nula visibilidad en montaña. Para esta forma temeraria de conducción lo único que hace falta es ir tocando el pito las 3 horas de viaje.

Cuando vamos a llegar nos dicen que hay un espectáculo opcional de danza popular con las mujeres del pueblo. Solo se apuntan los turistas chinos, pero el resto tenemos que esperar. Esto nos cabrea bastante porque tenemos poco tiempo para estar en Ping'an y lo perdemos en estos espectáculos turísticos. En un principio el espectáculo iba a ser 30 minutos y se alarga a 50.

En este pueblo es usual que las mujeres lleven el pelo hasta el suelo de largo. Lo llevan recogido en una especie de moño en la frete y te persiguen insistentemente para que te hagas una foto con ellas soltándose el pelo (eso sí, previo pago) o para que les compres algo. En la entrada del pueblo tienen un cartel que reza con orgullo: "El pueblo con las mujeres con el pelo más largo del mundo".

Cuando acaba el espectáculo nos llevan 1Km más arriba y nos dicen que solo podemos llegar hasta aquí. Tenemos que bajar y coger otro minibús con 20 minutos de subida. Así lo hacemos, pero entre unas cosas y otras hemos llegado a las 12:45.

La guía nos dice que a las 15:00 tenemos que estar en el autobús para volver. La verdad es que nos hemos planteado bastante mal lo de venir a Ping'an. Lo que deberíamos haber hecho es haber venido para dormir aquí ya que son bastantes horas de viaje y con la excursión contratada solo podemos estar 2h15min. Bueno, lo hecho hecho está así que a disfrutar…

Ni que decir tiene que el paisaje nos encanta. Empezamos la subida hasta arriba de la montaña por unos escalones de piedra. A mitad del camino paramos para comer rápido en un restaurante local. Aquí la especialidad es la comida cocinada en bambú. Rellenan una caña de bambú con arroz o con pollo y otras cosas y la ponen en la brasa. Luego te la traen a la mesa, rompen el bambú por la mitad y listo para comer. Nosotros pedimos 2 de arroz y una de pollo. Con bebida 91¥.

Después de comer seguimos subiendo los escalones. Con el estómago lleno y con el calor nos cuesta más, pero al llegar a la cumbre la recompensa merece la pena. Se me empiezan a acabar los calificativos para el paisaje que vemos, así que solo si habéis visto una foto de este sitio podréis haceros una idea.

Después de estar un rato admirando las montañas y las terrazas de arroz empezamos la bajada aún maravillados por lo que seguimos viendo. Nos vamos apenados por no habernos podido quedar a dormir aquí, desde luego hubiera merecido la pena.

Cogemos el minibús a las 15:00 que nos lleva hasta el nuestro donde nos espera nuestro Fernando Alonso camicace. La vuelta igual de temeraria que la ida. A parte, la montaña tiene desprendimientos y hay que sortearlos. Según bajamos vemos un accidente con un todo terreno hecho un acordeón, pero esto no es motivo para que nuestro conductor sea más prudente (yo creo que al contrario, esto le alienta). Por poner un ejemplo: en un control de barreras unos 500 metros antes de llegar empieza a pitar. Va a todo trapo y no aminora mientras sigue pitando y la barrera está bajada. Nos seguimos acercando y la barrera igual pero el no frena. Finalmente a 2 metros de nosotros suben la barrera y pasamos rozándola con la parte superior del minibús entre algún grito dentro de los pasajeros.

Llegamos a Yangshuo a las 19:00. Nos duchamos y nos vamos a dar una vuelta. En la calle nos asalta una familia de chinos para una sesión fotográfica. Primero toca hacernos fotos con toda la familia y luego por separado con cada uno de los miembros. Se parten de la risa mientras se fotografían con nosotros, jeje.

Después de andar un rato y de una cervecita al fresco, cenamos en el Minority Café, al lado de nuestro hotel. Según he leído en la carta está regentado por un componente de una de las múltiples minorías étnicas chinas, no recuerdo el nombre. El caso es que el otro día comimos aquí muy bien y hoy repetimos. Hemos tomado un sándwich y una pizza, de las mejores que he comido. Ya se que no es comida china, pero incluso siendo comida occidental le dan su toque. Además, una vez que salgamos de Yangshuo ya no habrá más comida occidental, así que de momento estamos aprovechando. La cena ha sido 53¥.

Nos vamos a descansar. Mañana improvisaremos.


Día 15: Yangshuo – Ximping – Fuli (11/8/2007)

Al levantarnos tomamos un desayuno con café al lado del hotel. Aghhh… café…necesito cafeína…

Después tomamos un minibús a Ximping (5,5¥) al lado de la estación de autobuses. El trayecto dura 45 minutos en los que el minibús va recogiendo gente ya que este pueblecito está a unos 20Km de Yangshuo. El primer día estuvimos aquí a las 6:00am para descender el río Li, pero nos quedamos con ganas de visitar el pueblo. A mitad del trayecto nuestro minibús hace una parada para echar gasolina. Evidentemente lo hace con el motor encendido, porque claro, que costumbre más estúpida tenemos en España de repostar con el motor apagado si así es más fácil y rápido. Total, como mucho únicamente podemos salir por los aires…

Al llegar a Ximping nos asedian para hacer una excursión en barca de bambú. Nosotros tenemos idea de ir hasta Fuli, pero en uno de motor ya que en la de bambú tardas mínimo unas 2 horas y hace mucho calor a estas horas. Por la de motor lo más barato que nos la dejan regateando son 300¥ los dos y además no nos dejan en Fuli sino en el propio Yangshuo. Nos parece muy caro y tampoco son los planes que tenemos por lo que decimos ir a Fuli en autobús ya que está en la carretera de camino a Yangshuo.

Empezamos a recorrer Ximping con algún lugareño siguiéndonos para llevarnos en barca de bambú. El pueblo está bonito con sus casas de piedra. Nos damos una vuelta callejeando. Aquí es el primer sitio en el que vemos en un restaurante serpiente para comer. Las tienen en una jaula en la calle y en otras jaulas hay diversas aves y unos mamíferos mezcla de rata con conejo. También tienen un gran bote lleno de aceite y serpientes para que cojan saborcito. Cuando intento hacer una foto una china del restaurante no me lo permite.

Volvemos al rato en autobús hasta Fuli. Según bajas del minibús puedes coger a mano izquierda la primera calle hasta llegar a la parte antigua y el río. Recorremos las calles empedradas viendo las casas de piedra con abanicos gigantes secándose a su entrada. En este pueblo es donde se fabrican los abanicos que luego se venden por toda China. Las calles son una sinfonía de colores con los abanicos en las puertas. Las vistas en la ribera del río son muy bonitas.

Cogemos otro minibús a Yanghuo en donde nos duchamos para quitarnos este calor tan tremendo y nos vamos a comer ya que nos han dado las 15:00. Leyendo la carta del restaurante veo que en el que nos hemos metido tienen también las “exquisiteces” de Ximping. Aquí tienen carne de perro a la brasa, serpiente cocinada de dos maneras distintas, rata cocinada en bambú y tortuga ¡¡mucho mejor esto que la comida de Ferrán Adriá!! Bueno, como somos un poco tradicionales y no nos gusta comernos ningún animal que se ponga contento cuando te ve, pedimos una ensalada y dos filetes de ternera (eso creemos que era) a la brasa. El caso es que están muy buenos. Son 96¥ y es un poco caro para los precios que hemos pagado el resto de días en Yangshuo, pero es que la carne es de los platos más caros aquí.

Empiezan a caer unas gotas y nos vamos al hotel; es un pequeño chaparrón. Mientras Susana se echa la siesta yo me quedo en la recepción del hotel hablando con unos chicos del País Vasco muy majos. Nos echamos unas risas y comentamos batallitas del viaje. Me ofrecen un ron que han traído de Filipinas la semana pasada y que les costó medio euro. En ese momento empieza a llover como nunca había visto (creo que es solo comparable con una tromba de agua que nos calló en México). Tanto llueve que Susana se despierta de la siesta con nuestra habitación inundada, y es que se cuela el agua por un hueco de la ventana. No es nada grave, recogen el agua las chicas del hotel y nos quedamos en él en la recepción charlando con la gente que está alojada hasta las 19:30 que es cuando escampa.

Salimos a tomar algo y a cenar en nuestra última noche en Yangshuo. En estos días que hemos estado en Yangshuo, a parte de maravillarnos con el sublime paisaje hay otras cosas que nos han llamado la atención. Por ejemplo, aquí cuando te sientas en una terraza o en un restaurante es bastante común que vengan 2 o 3 niños y te pregunten si se pueden quedar contigo mientras te traen la comida. Si les dices que sí, se sientan a tu lado y empiezan a hablar contigo de diversos temas. Lo que quieren es practicar su inglés hablando contigo y te preguntan cosas de tu país y tu vida. Son muy simpáticos y agradables y merece la pena charlar un rato con ellos.

Otra cosa que nos ha llamado la atención es que te encuentras en algunas tiendas la tele puesta con un DVD que venden de una película tipo Marisol pero en chino. Está rodada en Yangshuo y la trama vendría ser algo así: Una mozalbeta china surca el rió que cruza Yangshuo subida en unos matorrales mientras le canta al viento. A la vez, un mozalbete chino surca el mismo río con su anciano padre y la responde cantando también al viento. Se encuentran y él se queda prendado con sus cantos, así que para impresionarla se arroja al agua para bucear y después de un rato, mientras ella le canta, él le saca un pez que ha pescado con las manos. Esto le debe causar una gran impresión a ella porque la siguiente escena es en tierra firme cantando juntos al unísono. A todas estas hay un chino malo con la barba de la perilla muy larga que tiene una acólito ruin que les ve por la ventana de su casa y al que no debe gustar que los mozalbetes chinos sean felices. Bueno, aquí creo que me he perdido en el argumento, pero es que los subtítulos en chino no ayudan mucho. El caso es que la película en Yangshuo tiene mucho tirón y en cada sitio que la ponen hay un corrillo de chinos viéndola embelesados.

Mañana ya partimos de Yangshuo. Próximo destino isla de Hainan y sus playas tropicales.


Día 16: Yangshuo – Guillin – Haikou - Sanya (12/8/2007)

Nuestro vuelo sale a las 11:20 así que el taxi que nos consiguió Julie nos recogerá a las 8:00 para ir a Guillin (200¥). Antes desayunamos en el Minority Café al lado del hotel.

Nos despedimos de Yangshuo en fiestas. Según pasamos con el taxi vemos una especie de procesión tipo Semana Santa en la que en la cabeza cargar un altar con flores y encima un pájaro hecho también con flores. Le sigue un séquito de gente vistiendo túnicas y andando para atrás. Unos metros más adelante en la carretera van 3 todo terreno, el primero con un altar similar y los otros dos tirando confeti y petardos en la carretera. Buen final para nuestra estancia en Yangshuo.

Tomamos el avión en el aeropuerto de Guilin y tras 1h10min de vuelo estamos en Hainan, concretamente en Haikou. En el aeropuerto si quieres un mapa de la isla tienes que pagar 5¥. Cogemos un autobús para que nos lleve al centro de la ciudad (15¥). Al bajarnos preguntamos por Sanya y una chica muy amable que habla inglés nos escribe en chino la terminal de autobuses a la que tenemos que ir y el nombre del apartamento que hemos alquilado junto a su dirección, ya que lo teníamos escrito en caracteres occidentales.

Unos metros más adelante nos aborda una mujer diciendo que ella tiene un minibús que nos lleva a Sanya desde allí sin tener que ir a la estación de autobuses. Nos pide 400¥ y le decimos que no. Cogemos un taxi a la estación (25¥). El taxista habla un poco de ingles y es del Real Madrid. ¡Qué taxista tan majete!, jeje. Nos lleva hasta la puerta de la estación. Al bajarnos se nos acerca gente para ofrecernos el viaje a Sanya. El taxista se dirige a ellos espantándolos y nos dice que no hagamos caso a nadie, que las taquillas están enfrente y que el billete cuesta 78¥. Efectivamente es como dice (si sabía yo que era majete….).

La carretera es buena. Tardamos en llegar 3h15min. Lo peor del viaje es que nos ha tocado al lado del servicio y con el paso del viaje empieza a haber una peste tremenda. Pero a la gente del bus le da lo mismo y sigue pasando al baño que no tiene cadena. Descubro un bote de ambientador y rocío la zona del baño y es curioso que con el hedor que había nadie se quejaba y con el ambientador se tapan la nariz como si fuera algo asqueroso, jeje. Me da lo mismo, así que durante el trayecto lo rocío varias veces mientras se tapan la nariz y maldicen como si estuviera rociándoles con gas sarín.

Al salir del autobús tomamos un taxi a los apartamentos. Son los apartamentos Lanhai en la bahía de Sanya. Nos ha costado 172¥ la noche en habitación doble con aire acondicionado y baño (nada de agujeros en el suelo, baño como Dios manda).

El taxista nos lleva a una dirección y resulta que allí no es. Le damos el teléfono del apartamento y les llama en su móvil. Nos lleva a otra dirección. Allí nos enteramos de que ahora están en este sitio que está mejor ubicado y que en Hostelworld tienen la dirección antigua. Mucho mejor este sitio, a 50m de la playa, se ve desde el balcón de la habitación. Además tenemos debajo una piscina enorme y estamos rodados de palmeras. El apartamento está muy bien. Todo un acierto.

El chino que ha hablado por teléfono con el taxista nos recibe en la puerta y habla ingles perfectamente. Yo creo que es el chino que mejor lo habla desde que hemos llegado, incluso mejor que en Hong Kong. Quedamos en que él nos va a mirar el vuelo a Xian.

Salimos a dar una vuelta. Ya ha anochecido y el paseo marítimo es muy agradable. La playa está bordeada de palmeras y césped, antes de una ancha franja de arena. Mañana de día la podremos ver bien.

Andamos un rato y compramos un coco que te cortan con un machete para bebernos el agua (3¥). Aquí es muy usual que te corten el coco y te lo bebas con una pajita. Muy refrescante. También son comunes las motos con sidecar o los carricoches-bici para desplazarte. Tomamos uno a la zona de los restaurantes. Tienen todo tipo de marisco y una langosta me llama desde su pecera. Me da pena como me mira, pero me temo que de aquí a que me vaya una de esas va a caer…

Cenamos en un restaurante bastante fino, mientras un chino con guitarra canta canciones de los Beatles, Bob Dylan, Eric Clapton y diversos éxitos americanos de los 60 animado por nuestra presencia. Nos mira todo el rato buscando nuestra aprobación mientras nos hace guiños, jeje. La cena es cara para ser China (192¥) pero desde luego el sitio es bastante fino, la comida muy buena y ha habido postre e incluso copazo de Chivas. En Madrid por lo mismo nos hubieran dejado con los bolsillos pelados.

Volvemos al apartamento para dormir.


Día 17: Sanya (13/8/2007)
Hoy toca playa. Después de desayunar unos zumos que hemos comprado (pasamos de arroz a las 9 de la mañana), bajamos a la playa de enfrente del apartamento.

La playa está muy bien. Está en la zona de la bahía de Sanya. Tiene un gran trozo de césped al principio con palmeras que hacen de sombrilla y luego arena blanca hasta el agua. Estamos prácticamente solos en la playa, solamente hay un par de personas sentadas en el césped y unas mujeres recogiendo conchas para luego venderlas.

Después de darnos unos baños y estar un rato leyendo nos vamos a dar un paseo por la playa. Es enorme, quizás de las más grandes que he visto. Nos damos cuenta según paseamos que la zonas en la que estamos es la mejor ya que el resto está bastante sucia con bolsas de plástico por todos lados.

Al rato pasamos a un restaurante que tiene terraza en el segundo piso con vistas al mar. Son las 12:00 y solo queremos tomar una cerveza pero aquí todo el mundo está comiendo ya. Como nos da el olor de su comida nos entra hambre al rato de estar allí y al tomarnos las cervezas decidimos comer. Este restaurante es también marisquería, como la mayoría que hay en Sanya. Tienen el marisco y los peces vivos en las peceras. Lo que haces es que pides el que quieres, te dicen a cuánto está el kilo, te lo pesan y ¡a la sartén! Nosotros pedimos una gambas (38¥/kilo), un platazo de medio kilo. También me doy un paseo por las mesas con el camarero y señalo un arroz que tiene buena pinta y otra plato que no sé qué es pero también tiene buena pinta (creo que esta es la forma más útil de pedir ya que con la carta no hay quien se entere). Las gambas espectaculares, son a la parrilla con una salsa un poco picante, el arroz muy bueno y el otro plato malísimo. No sabemos lo que ere pero intuimos que a lo mejor es tofu. De todas formas ya no tenemos más hambre con todo lo que hemos comido. Es curioso pero en China siempre verás las mesas repletas de platos. Les encanta pedir muchos platos aunque luego lo dejen. En la mesa de al lado hay un pareja y han pedido 5 platos. Nuestra comida con dos cervezas y dos coca-colas ha sido 103¥, y han sido las mejores gambas que hemos comido nunca.

Después de la comida nos vamos al apartamento a descansar un rato y pasamos la tarde en la piscina. A las 8:00 hemos quedado con el chico que nos recibió para que nos mire los vuelos a Xian y los trenes. Se presenta con toda la información y precios y cuando le decimos que vale, que lo queremos, nos dice que él no los vende que lo ha mirado en Internet para decírnoslo solamente. Qué majete, ha mirado todo y ha venido a posta desde la oficina que tienen para darnos la información. Le preguntamos por agencias de viajes y nos da la dirección de una cerca. Le decimos que mañana queremos ir a la isla de los monos y si sabe cómo podemos ir. Nos dice que está lejos y que ir en autobús es complicado y que al ser turistas nos van a cobrar más que al resto de la gente. Nos aconseja que cojamos un taxi alquilado para todo el día, que si lo negociamos lo podemos sacar por unos 250¥ a nuestra disposición. Además también nos aconseja usar el día para ir a un sitio de aguas termales que pilla de camino. Le decimos que si él nos puede conseguir el taxi y después de un par de llamadas desde su móvil tenemos el taxi mañana a las 8:00 en nuestra puerta. Cuando se despide nos dice que le llamemos al móvil si tenemos algún problema con el taxi o el idioma ¡Que tio más majo!

Damos un paseo y nos vamos a cenar a otro restaurante fino al lado del que cenamos ayer. ¡Que bidorra nos estamos dando! Susana toma un menú con una crema y un arroz con pato, muy bueno, y yo un plato de pato en salsa, arroz y costillas de cerdo. El pato sublime, como nunca lo he comido. Con este menú incluyen una copa de vino. Precio 76¥.

Volvemos a nuestro apartamento previo paso por la tienda de al lado para llevarnos una botellita de agua.


Día 18: Sanya (14/8/2007)
Nuestro taxista nos espera a las 8:00. Le enseño los sitios a los que queremos ir y le señalo el precio y me dice que Ok. Primero vamos a la isla de los monos. Es un parque de investigación de monos macacos patrocinado por el gobierno. En 1horas estamos a los pies del teleférico que nos lleva a la isla. Nos cobran por cada entrada 130¥. La entrada incluye el viaje de ida y vuelta con el teleférico. Creo que nos han tangado con el precio porque el de al lado compra un montón de entradas y me ha parecido ver que las ha pagado a 75¥, pero no pone el precio por ningún lado y a lo mejor el precio para grupos es menor. En fin, confiaremos en la honestidad de los taquilleros.

Cogemos el teleférico que nos deja en 5 minutos en la isla. El paisaje desde el teleférico es my bonito, con la isla y la infinidad de barquitos pesqueros amarrados en la costa. Nada más llegar vemos un grupo enorme de monos que se acercan sin ningún miedo a la gente. Paseamos por los jardines que tiene el recinto rodeados de monos. También hay 3 espectáculos con monos domesticados, perno nos quedamos 2 minutos en dos de ellos y nos vamos ya que no entendemos la sutileza del humor en chino y a parte no nos hace mucha gracia imaginarnos al domador dándole con el látigo al mono para que haga malabares. La visita hubiera estaba bien si pudiéramos haber salido a la isla por nuestra cuenta pero solo te permiten estar en el recinto cerrado y es pequeño, en 2 horas tomándotelo con mucha calma se ve perfectamente si no te quedas en los espectáculos.

En la isla conocemos a una chica de 16 años que habla muy bien inglés. Nos dice que ella es de Yunan y que lleva dos años viviendo Haikou. Dice que Hainan se habla un dialecto distinto del chino y que ella cuando sube al autobús como habla chino la intentan cobrar 4¥ en vez de los 2¥ que cuesta. Con los turistas extranjeros es mucho peor. También a los chinos que van con bolsas grandes los identifican como turistas y les cobran más. Ella está de vacaciones con sus padres en Sanya y dice que es una pena que no estemos en Haikou ya que ella nos enseñaría la ciudad y nos llevaría a los mejores sitios. Nos despedimos después de estar un rato hablando con ella.

Volvemos al teleférico y abajo hay una multitud de puestos de fruta. Compramos u racimo de mini-plátanos muy buenos (5¥). Tomamos en taxi para ir a Nantjan Hotspring. Es un spa muy famoso aquí al que vamos aconsejados por el chico de los apartamentos. Está a medio camino entre Sanya y la isla de los monos. La entrada son 193¥, previo pago de un depósito que luego te devuelven como en muchos sitios en China. El Spa está muy muy bien. Es un balneario al aire libre con distintas piscinas de roca ubicadas en un inmenso jardín. Muy bonito y sobre todo muy relajante. Nos hemos bañado en diversas piscinas de agua caliente y fría pero las más interesantes eran una en la que te metías y una multitud de peces pequeñitos te empezaban a morder por todos los lados (¡genial!), otra en la que nos hemos dado un baño entre pétalos de rosas (parecíamos la película American Beautty), otra que tenía leche de coco, otra que tenía café y otra té. Aparte había jacuzzis, piscinas hirviendo y una piscina prácticamente congelada. Ufff…. Que sufrida es la vida del viajero…..
Después de pasar casi todo el día fuera, nuestro taxista nos lleva al apartamento. Por cierto, ha estado todo el día con pop chino como música en el coche e incluso nos ha “deleitado” con una par de canciones cantadas a voz en cuello a lo Camilo Sexto en el taxi, jeje

Nos quedamos un rato en la piscina del apartamento leyendo hasta que nos duchamos y nos vamos a cenar por ahí.

Ah, se me olvidaba. En la piscina del apartamento me meto y nada a croll. Por lo que he visto los chinos solo saben nadar a braza, así que al rato estoy con unos chicos que se han quedado alucinados intentando enseñarles a nada a croll. En esto que miro para atrás y está toda la piscina llena de chinos imitando este estilo tan innovador, jeje. Tendríais que verles dando brazadas y hundiéndoseles las cabeza mientras yo soy su profesor de natación.


Día 19: Sanya (15/8/2007)
Próximamente


Día 20: Sanya - Haikou (16/8/2007)
Próximamente


Día 21: Haikou – Xi’an (17/8/2007)
Próximamente


Día 22: Xi’an (18/8/2007)
Próximamente


Día 23: Xi’an - Beijing (19/8/2007)
Próximamente


Día 24: Beijing (20/8/2007)
Próximamente


Día 25: Beijing – Gran Muralla Simatai (21/8/2007)
Próximamente


Día 26: Beijing (22/8/2007)
Próximamente


Día 27: Beijing (23/8/2007)
Próximamente


Día 28: Beijing – Madrid (24/8/2007)
Próximamente